
Fósforos 40 uds.
Sin fuego no hay calor: prende con los fósforos Covirán
“Cabecita fría, la noche haces día cuando te restriego, cabeza de fuego” “Caja llena de soldados, todos largos y delgados, con gorritos colorados”, estos son solo dos de los ejemplos de acertijos que hacen referencia a las cerillas, fósforos o mistos, tan populares e imprescindibles en las cocinas hasta no hace tanto.
El origen del fósforo, cerilla o misto
Aunque actualmente su uso casi ha desaparecido por la penetración de las vitrocerámicas en el mercado, lo cierto es que la comida hecha en cocina de gas o en la barbacoa tiene un toque que no se consigue en las vitro.
Las cerillas, también llamados fósforos – en referencia al compuesto químico que forma su característica cabeza roja que genera la combustión, o mistos (depende de dónde vivas lo habrás oído de una forma u otra).
Se trata de un palito de madera, de papel enrollado y encerado u otro material combustible, recubierto de fósforo y azufre en un extremo, que prende al rozarlo con una superficie rugosa.
Aunque la composición de las cerillas actuales no se corresponde con las originales, podemos decir que, en sus inicios, las cerillas fueron resultado de la casualidad. El farmacéutico John Walker andaba en su laboratorio allá por 1827,buscando un nuevo explosivo. Removía la mezcla de químicos con un palito cuando observó que en el extremo se había secado una gota en forma de lágrima. Para eliminarla, la frotó contra el suelo del laboratorio, provocando que se encendiera. Así fue inventada la cerilla de fricción.
No olvides incluirlas en tu cesta de la compra si te vas de camping o este domingo tienes una barbacoa familiar.